Ansiedad, estrés, ataques de pánico.
Depresión, cambios de estados de ánimo
Trastornos digestivos y gastrointestinales: Desde la hernia de hiato, reflujo, gases, estreñimiento, diarreas, úlcera, etc.
Debilitamiento del sistema inmunitario: Por consiguiente empeoramiento de todo tipo de enfermedades. Y es que todo está relacionado, cuando respiras bien, tu cuerpo funciona como una máquina bien engrasada y ventilada.
Disminución del rendimiento deportivo: Cansancio, fatiga, falta de recuperación, dificultad para ganar masa muscular, asma inducida por esfuerzo, etc.
Por ese motivo, los médicos y expertos recomiendan trabajar la técnica de la respiración a la hora de intentar mejorar y mantener nuestra calidad de vida.
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